Cuando se trata de Israel me siento extraño. Se puede decir que sufro. ¿Cómo es posible que pueda llegar a pensar radicalmente distinto a todos mis allegados y seres queridos cuando se trata de Israel?. Pareciera que estoy igual de condenado que ese país a ser un incomprendido.
Lo cierto es que ni soy judío, ni en mi vida he llegado a conocer alguno (al menos físicamente). Nada, absolutamente nada me une a ese país ni a su religión mayoritaria... y sin embargo no puedo evitar defenderlo en cualquier discusión que se precie.
Hace escasamente semana y media tuve una interesante charla, vía messenger, con una antigua compañera de instituto. Sin llegar a ningún punto concreto convenimos en discutirlo pausadamente, ajenos a la inmediatez del messenger. En ese sentido este blog nació un poquito por ella, otro poquito porque no puedo permanecer por más tiempo callado y otro poco por una persona insustituible en mi vida y que estoy empeñado en que se acerque a conocer la situación de este pequeño país.
Lo cierto es que ni soy judío, ni en mi vida he llegado a conocer alguno (al menos físicamente). Nada, absolutamente nada me une a ese país ni a su religión mayoritaria... y sin embargo no puedo evitar defenderlo en cualquier discusión que se precie.
Hace escasamente semana y media tuve una interesante charla, vía messenger, con una antigua compañera de instituto. Sin llegar a ningún punto concreto convenimos en discutirlo pausadamente, ajenos a la inmediatez del messenger. En ese sentido este blog nació un poquito por ella, otro poquito porque no puedo permanecer por más tiempo callado y otro poco por una persona insustituible en mi vida y que estoy empeñado en que se acerque a conocer la situación de este pequeño país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario