20 agosto 2006

Vargas Llosa e Israel

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Mario Vargas Llosa visitó Israel el pasado año para tomar el pulso en la calle a la decisión de Ariel Sharon de poner en marcha su plan de desconexión con la Franja de Gaza. Los escritos que allí tomó fueron publicados por el diario El País y pueden obtenerlos aquí . Yo por mi parte accedí a ellos cuando me compré el libro que publicó este año, con los mismos textos y enriquecido con algunos artículos aparecidos en su columna Piedra de Toque... y por supuesto con su nota introductoria. En esa introducción afirma:
"Aunque esperaba que mi reportaje me acarrearía críticas, me ha sorprendido su número y la virulencia de algunas de ellas, sobre todo de quienes, conociendo mi trayectoria de solidaridad con Israel, me reprochan haberme pasado al enemigo. Cualquiera que lea este libro de manera desapasionada comprobará que aquella acusación es absurda."
Pensé que las críticas que apuntaba eran las inevitables consecuencias de hablar sobre este tema siempre polémico y que, se defienda la postura que se defienda, siempre encontrará detractores de ambos bandos. De hecho acepté la invitación del sr. Vargas Llosa de... leer el libro de manera desapasionada... pues aunque me inclino del lado israelí estoy a favor de la creación del estado palestino, aunque con la premisa irrenunciable de respetar el derecho a existir de Israel y abandonar el terrorismo. Me consideré pues apto para acometer su lectura.

Y en ello me encuentro... y ya tengo que quitarle la razón al sr. Vargas Llosa. Defiende él en su introducción que sus críticas al gobierno israelí están inspiradas en los mismos principios de amor y libertad que le han hecho defender a Israel... pero es que yo al menos, no tengo nada que puntualizar sobre sus críticas al gobierno israelí... y sí mucho al tratamiento de los dramas que refleja.

Dejando a un lado el tema del "muro", que no cesa de llamarlo así aunque muro no sea ni el 4% del total del mismo, algo que tampoco puntualiza... la historia que quise reflejar en este blog sobre Noga y su familia en el anterior post forma parte del capítulo III (al menos así es en el libro) titulado La sombra del terror. Junto a dicha historia, Vargas Llosa se adentra en otras dos, la de un chico judío de origen argentino y que sobrevivió a un atentado y la historia de Wafra Idris, la primera mujer palestina que se inmoló como terrorista suicida.

Adelanta el autor que todas las bombas humanas palestinas no son producto de una férrea educación religiosa ni el consecuente fanatismo. Él tiene claro que son varias las causas que "empujan" a cometer tan terrible acción, como son la desesperación, la frustración y la miseria "así como el convencimiento de que sus vidas no saldrán jamás del pozo negro en que languidecen". Con estos ingredientes, Hamás y la Yihad Islámica fabrican un terrorista suicida.

Wafra Idris de Ramallah tenía 29 años, era enfermera y nunca dio muestras de una ferviente religiosidad ni vestía como una creyente practicante. Su marido la repudió por ser incapaz de darle un hijo. Su madre no cree que se suicidara por ello, sino que...
"Tal vez lo hizo por su hermano Jaleel, mi hijo que estuvo ocho años preso y al que los judíos torturaron en la cárcel".
La casa de Wafra Idris está llena de banderas de Al Fatah y carteles de homenaje a "la heroína y a la mártir".

En todo este capítulo no hay crítica alguna al gobierno israelí, no hay absolutamente ninguna objeción a Israel o a sus ciudadanos y sin embargo yo me siento abochornado. Me resulta terrible que la misma historia de Noa y Gal puedan ser comparables con la de Wafra Idris, pues eso es lo que hace al incluirlas a todas en un todo. No puede Vargas Llosa contarnos tres historias al estilo "dramas en ambos bandos" y quedar ajeno al conflicto, como un observador que no quiere inmiscuirse. Es insultante sacar a la luz el drama de Pnina y la pérdida de su hija y por igual a la madre de Wafra y la pérdida de la suya. Noa y Gal son víctimas... Wafra asesina. Y no podemos permanecer al margen de la actitud censurable de Wafra... que sin duda decidió suicidarse por culpa de su marido, pero que aprovechó el viaje para matar a sus odiados vecinos.

No se puede comparar la historia de dos familias judías en las cuales nadie habla de odio o de venganza y colgar, a nivel similar, a la madre de Wafra que afirma:
"Ésta es una guerra. Ellos matan y hay que matarlos también. Las bombas ayudan al pueblo".
Por ello es censurable y desde luego criticable la postura de Vargas Llosa, porque viene al pelo aquella frase de "para que triunfe el mal sólo basta que los hombres de bien no hagan nada".

Sirva un ejemplo. Un hombre cuyo matrimonio se ahoga en el vacío llega a casa y se encuentra a su mujer en la cama con su mejor amigo.... ¿no es ese hombre acaso un hombre humillado, desesperado, frustrado y cree que este es el pozo más negro donde languidece su vida?... posiblemente sí, seguramente sí. ¿Alguien creería que son motivos para matar a su mujer?... rotundamente no. Eso es un asesinato ante el que todos señalamos nuestro más profundo desprecio. ¿Cómo quedaría la historia de ese hombre, como profundo drama personal, en el mismo capítulo en el que se narra el dramático asesinato de otras dos mujeres por parte de sus parejas?. Eso no es ecuanimidad... y desde luego no se puede permanecer inmóvil ante la historia de Wafra... es una asesina con todas las letras, y que por cierto, acabó con la vida de Pinhas Tokatli, abuelo con 13 nietos... cuya historia es infinitamente más digna y honorable de pararse a contar.

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Creo que algunas críticas se las ha ganado el sr. Vargas Llosa a pulso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico post.

Anónimo dijo...

Respeto tu opinión. Yo leí los artículos cuando salieron en El País. A mí me parecieron una buena radiografía humana del conflicto.
Siento disentir contigo respecto a la calificación simplista de Wafra. Efectivamente, Wafra fue una asesina. El asunto es que no fue una asesina en un contexto "normal", es decir, en una sociedad libre de conflictos. Vargas Llosa la presenta dentro de un contexto que, presumiblemente, la llevó a hacer eso. Sé que visto desde la óptica israelí la cosa se reduce a: mató, luego es una asesina, y punto. Pero a veces las cosas son más complejas. Los palestinos son tratados como una colectividad terrorista: los actos terroristas se responden con sanciones a toda la población. Sin quitar la responsabilidad que les corresponde a Hamas y compañía, Israel no trata a los palestinos de un modo que les permita "sacar cabeza", como pueblo y como individuos. Wafra tendría su historia personal de fracasos y demás que podrían justificar su suicidio; el hecho de que se planteara "aprovecharlo" para matar israelíes merece una reflexión.

iqlia dijo...

Primeramente quisiera agradecer su tono. En un tema como este es muy fácil que la sección de comentarios se llene de palabras superfluas que pierdan el debate.

Evidentemente soy consciente de que las realidades que rodeaban a Wafra son únicas. De haber sido española, por ejemplo, es muy seguro que no hubiese tenido ese destino.

E incluso he sido "injusto" al achacar su suicidio a su marido. Soy un gran defensor de la libertad individual y tengo por responsable de sus actos al propio individuo. Fue, con todos los condicionantes, decisión suya inmolarse. Ahora bien, donde vd. ve posibles "empujones" en el trato que el Estado de Israel dispensa a los palestinos... yo posiblemente vea una educación basada en el odio (me remito a las palabras de su madre), una mujer sometida a su marido, una vida lo suficientemente poco importante como para que nadie lamente su muerte y sí se alegren porque provocó muertes y desolación en el vecino, una sociedad cada vez más sometida a dios y donde el valor humano se diluye... Es decir, un ambiente que entiendo ajeno a la mano de Israel y sí muy en sintonía con las realidades islamistas. Sólo hay que remitirse a Pnina... que aunque sea ciudadana israelí y goce de mejor nivel de vida no significa que no deseara la muerte tras su particular tragedia y ni así... habla de inmolarse entre palestinos.

De igual modo tampoco me parece constructivo que la sociedad palestina se siente a lamerse sus heridas y culpe de todo a Israel... Llegar a un consenso es cosa de dos y todo un gesto por parte de los palestinos sería dejar atrás la lucha armada... que es por donde yo pienso que hay que empezar a construirlo todo.

Un saludo.

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